Los días que pasé en Italia han sido muy intensos para mi querida Nikon D800 y por supuesto para mí, su inseparable acompañante. Hemos madrugado un poco para hacer algunas fotos desde el puente de ll'Accademia a la entrada -¿o salida?- del gran Canal.  

Foto Pedro J. Ruiz

Tras recargar la batería y descargar las fotos de mi "deochocientos", y tras un nutritivo desayuno para mí, hemos subido al FB esta foto y después nos hemos ido a Murano. Pensaba que como no había coches en Venecia no habría atascos... error. Como se puede observar existen los atascos, no de coches pero sí de góndolas, aunque de menor duración y estrés que los de asfalto.

Foto Pedro J. Ruiz

El taxi para la visita a Murano estaba incluido en la visita (comercial) a una de las fábricas de dicha isla que de forma "altruista" me había obsequiado el hotel donde me hospedo. Mi "deochocientos" y yo hemos asistido a la fabricación de un hermoso y encabritado caballo de cristal.

      

Llegado a ese punto hemos decidido no visitar la zona de ventas de la fábrica y continuar nuestra visita a la famosa isla, provocando un cambio de actitud de nuestro afable guía que cortésmente nos ha indicado la dirección a la salida, a diferencia de la espera en parada de taxi de la fábrica cuando hemos llegado. Me ha recordado a las invitaciones en las tiendas de alfombras y los tés de Marrakech.

Hemos declinado volver en otro taxi y hemos decidido, mi "deochocientos" y yo, tomar el vaporetto de vuelta parando a conocer el cementerio de San Michele que se encuentra de paso en el camino del vaporetto de Murano a Venecia.

Cuando viajamos nos gusta visitar los cementerios porque forman una parte importante de la idiosincrasia de cada cultura.  En el de San Michele hemos visto algunas tumbas muy antiguas, del siglo XIX, pertenecientes a lo que debía de ser gente pudiente. Entre éstas hay muchas que tienen un busto de piedra del propietario que la encargó por lo que intuimos que debían ser gente económicamente más afortunada.

   

Otras lápidas antiguas tenían fotos de sus moradores con una técnica que nos impresionó: una especie de cerámica porcelanosa que aparentemente no se ha deteriorado con el tiempo y que incluso ha resistido más que la piedra de la lápida

   

Muchas de las tumbas recientes tienen fotos pero dudo que tengan la durabilidad de las antiguas.

   

De vuelta al hotel, ya de noche, disfruto de los calle-canales de Venecia y aunque no llevo el trípode, apoyándo mi deochocientos en la barandilla, consigo alguna foto aceptable.

 

 Continuará...

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